Aunque es poco frecuente, a veces el mejor amigo del hombre puede volverse vicioso. Todos hemos oído historias de conocidos o lo hemos visto en las noticias, pero aun así la mayoría de la gente no espera que le ocurra. La mayoría ni siquiera piensa en ello hasta que es demasiado tarde.

Tanto si se debe a un mal juego como a un ataque feroz, cualquier ataque de un perro puede ser perjudicial o incluso mortal. Hay ciertas medidas que te protegerán si alguna vez te encuentras en esta peligrosa situación.

Evitar el ataque

Lo primero: intentar evitar el ataque por completo. Esto no significa evitar a todos los perros extraños que te encuentres; solo significa saber cómo responder si un perro actúa de forma extraña.

Si intuyes que algo no va bien con un perro cerca de ti, debes ser proactivo para prevenir el ataque en sí. Lo más importante es no dejarse llevar por el pánico. Si entras en pánico y gritas o huyes, lo único que conseguirás es que el perro se anime a perseguirte.

Cuando eras joven, probablemente escuchaste alguna sabiduría adulta sobre los perros: actúa como un árbol. Resulta que este consejo es exactamente lo que debe hacer si un perro se comporta de forma extraña. Mantenga los brazos a los lados, no se mueva, gire la cara para alejarse del perro y evite el contacto visual. Incluso si el perro se acerca a usted, puede que simplemente le olisquee, pierda el interés y se aleje.

Si tienes la suerte de llevar otro objeto contigo, puedes intentar utilizarlo para distraer al perro. Ya sea una bolsa, un lápiz o un hueso, cualquier cosa vale la pena (además de tus propias extremidades, claro). Si consigues desviar la atención del perro, aprovecha para ponerte a salvo.

Defenderse

Si no ha podido evitarlo y el perro ha empezado a atacarle, es hora de actuar. Intente ordenar al perro que "retroceda" con voz grave y segura. Siga evitando el contacto visual.

Si eso no funciona, contraataca físicamente. Los puntos débiles del perro son la parte posterior de la cabeza (no la superior, donde el cráneo es grueso), la nariz y la garganta. Si no, utiliza todo tu peso y los codos o las rodillas para luchar contra el perro. En general, tu peso puede servirte de ventaja. Si lo haces bien, esta acción puede provocar la rotura de los huesos del perro. Recuerde que el ataque de un perro es una amenaza directa para su vida. A menos que seas capaz de sujetarlo hasta que llegue la ayuda, tendrás que hacer lo que sea necesario para sobrevivir. En este caso, lo más probable es que incluya hacer daño al perro: no te contengas.

Al defenderte, asegúrate también de mantener la cabeza, el cuello y el torso a salvo de las mandíbulas del perro, ya que las lesiones en esas zonas son las que más peligro suponen para la vida. Lo peor que puedes hacer es tumbarte en el suelo, ya que así el perro tiene acceso directo y fácil a esas zonas.

Los ataques de perros no son algo que deba ignorarse. Si resulta herido en un ataque de perro, no deje de emprender acciones legales. Podría estar salvando la vida de otra persona al llamar la atención de las autoridades sobre el perro peligroso.

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